Archivos Mensuales: junio 2012

Trenes no tan rigurosamente vigilados

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Tenía mucho miedo de que este verano fuera un desastre. Es el espíritu general que reina en el ambiente, un espíritu de desilusión y de hundimiento. Abro cada mañana los periódicos para ver cómo se hunde este país a marchas forzadas. Hay cierto atractivo en el abismo, cierta belleza que nos impide dejar de admirarnos y apartar la mirada. Abro los periódicos por si algún día tengo que explicar «yo estuve allí» y cómo sucedió todo.

Con los amigos lejos, la familia más lejos aún, la economía pendiendo de un hilo y el tiempo libre de M. y mío casi inexistente se completaba el cuadro de la tragedia.

Sin embargo todo empezó a cambiar en el instante justo en que fui consciente de la tristeza. Empecé a hacer planes. Compré un billete de tren, pedí la devolución de hacienda y unas zapatillas para correr por las mañanas como los indios y empecé a actualizar este blog con cierta (aún no la deseable) regularidad. La inercia de los acontecimientos dio un giro final con mi cumpleaños, que celebré de forma discreta pero memorable. El fin de semana anterior M. entro en el salón con sus dos mochilas preferidas que estaba a punto de heredar (¿puede haber herencia más deliciosa?) cargadas de juegos. No eran wargames ni juegos de 45 páginas de reglas, llenos de recovecos y lento aprendizaje, eran un ticket to ride, un seven wonders y otros pocos más con un folleto de reglas que no llevaba más de 10 minutos. Juegos para jugar. Me gustan los juegos complicados, esos que tienes que ir descubriendo poco a poco, los que te maravillan con su exquisito diseño y figuras hermosas, pero no me gusta olvidar los sencillos, los juegos de pasar el rato, los que te dan sin exigirte demasiado.

Dos partidas al ticket to ride. Perdidas las dos. Razon: la misma en ambos casos. No conté bien los trenes que quedaban y cogí dos cartas de destino en lugar de una, cuando era matemáticamente imposible completar ambos. Conclusión: perdí puntos que me hicieron perder las partidas. No parece difícil resolver ese error, pero la ambición es, a menudo, incontrolable y no siempre los humanos aprendemos de nuestros errores. Sea como sea es un juego tremendamente relajante. Los trenes lo son. Viajar en tren es una de mis actividades favoritas, recorrer paisajes campo a través, pasear por el lugar que te está transportando… desde que era pequeña viajo en tren, normalmente lo hacía entre Asturias y Madrid y normalmente por la noche, en litera. Los trenes me han llevado a ver amores y amantes, me han alejado de problemas, me han dado la oportunidad de hundirme en la lectura, en la música o en el sueño. Aventureros al tren (ticket to ride) guarda un poco de esa magia de los trenes, te transporta a un estado relajado y ajeno, listo para poner el pie de nuevo en la realidad y mirarla con otros ojos, recién amanecidos, dispuestos a dejarse sorprender y a no albergar demasiados prejuicios. Construir recorridos entre ciudades distintas es como estar en paz con el de enfrente, aunque siga ganándote con demasiada facilidad

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